Erandi Hernández, 37 años
Testimonio

Paciente mujer de 34 años que llega a consulta con un diagnóstico médico que tuvo hace algunos años de Lupus sistémico. A raíz de éste, su calidad de vida ha mermado, en un principio por los síntomas físicos propios de la enfermedad y la quimio que en su momento tomó; sin embargo, aunque después de un tiempo sus síntomas físicos mejoraron, no fue así su calidad de vida, pues ahora mantiene un constante miedo por recaer y plantea como objetivo terapéutico entender qué la enfermó para ya no tener miedo.
La explicación sobre su Lupus es basada en el enfoque de las 5 Leyes Biológicas del Dr. Hamer, con el que revisamos los posibles shocks biológicos que atravesó y que dieron pie a su enfermedad, y también fue necesario que comprendiera que los síntomas que tenía eran parte de la “fase de solución” de dichos shocks.
Si bien con esta parte ella quedó satisfecha ante su pregunta sobre qué la había enfermado, el miedo tenía que ser abordado de otra forma, ya que una explicación racional a algo irracional, difícilmente funciona. El tratamiento del miedo lo abordé con los protocolos específicos del Dr. Georgio Nardone, mandándole ejercicios específicos para realizar en casa.
Al cabo de 11 sesiones la paciente muestra una mejoría notoria que le devuelve su calidad de vida al 99% por ciento y la doy de alta. Cabe señalar que ni todos los protocolos ni la mejor terapia servirían si el paciente no tiene verdaderos deseos de sanar o no se compromete formalmente con el proceso terapéutico, y en el caso de Erandi, mostró un auténtico deseo por rescatarse del hoyo profundo y paralizante que le estaba causando su miedo.
Gracias Erandi por confiar en mi acompañamiento, por creer en tu sanación y por haberlo transitado juntas.
Siempre me consideré una persona fuerte y capaz de enfrentar cualquier cosa que pasará frente a mi, y hace 9 años que me diagnosticaron lupus eritematoso sistemico me di cuenta que no sabía lo que decía y aún así luche contra la enfermedad y logré salir de ella, o por lo menos, como mi anterior doctor decía: ya se durmió. Cada día tomo menos medicamento y cada día me siento mucho mejor. Solo que en el camino de sanación, mientras luchaba contra un monstruo, yo misma creaba otro.
Este proceso ha sido el más difícil en toda mi vida, porque logre derrotar la enfermedad pero creció un miedo en mí tan grande, que no podía controlarlo, el miedo a que la enfermedad regresara. Por qué si regresaba, posiblemente yo ya no sería tan fuerte y no podría contra ella. Tanto miedo tenía que aún estando bien fisicamente, sin dolor, sin cansancio; yo “actuaba” como si la enfermedad siguiera ahí. Dejé que el miedo que tenía me controlará, al grado que la enfermedad se volvió mi vida, aún sin tener síntomas de esta; olvide quien era, que me gustaba, que amaba de la vida, me convertí en un humano que se llama Lupus.
Veía tantos testimonios de pacientes de Fabiola, que decía ¡caray! ¡¿A poco si?! ¡Pues si! ¡Si! Te agradezco infinitamente, porque no se como lo hice exactamente, menos sé como lo hiciste tu jajaja, pero lograste que ese miedo dejará de controlarme. Se oye irónico el hecho de que tenía tanto miedo a que la enfermedad regresará, que yo la mantenía viva junto a mí todo el día, todos los días. Me mostraste que ese miedo fue creación mía, yo misma construí esas barreras hacia mí y hacia el mundo.
Una parte de mí nunca creyó que podría retomar mi vida, ser “normal”; que mi nombre era Lupus y no Erandi, me perdí en el camino de sanar mi cuerpo. Hoy cada día sigo encontrándome y amándome. El miedo día a día desaparece y puedo controlarlo, empiezo a disfrutar mi vida y a olvidar la enfermedad. Siento que un peso enorme se me quito de encima. La enfermedad me enseñó a valorar la vida, gracias a ti Fabiola ahora valoro la vida pero feliz, muy muy feliz.
Sé que siempre podré con todo lo que pase en mi vida, por que soy fuerte, entendí que necesito ayuda, que necesito decir las cosas, no callarlas, que necesito mucho amor propio y también amor de los míos, pero sin tu guía Fabiola, seguiría con miedo a vivir. Ahora yo, Erandi, decido mi camino y otra vez empiezo a bailar.
¡Con todo mi corazón, Gracias!
Erandi Hernández
(37 años)


