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Verónica Mujer, 30 años

Testimonio

Paciente mujer de 30 años que inicia terapia por sentirse dentro de una condena familiar transgeneracional que le impedía conseguir el amor, pues en su árbol genealógico habían historias de este tipo. En las primera sesiones ubicamos bien el problema a tratar y noté que tenía un Sistema Perceptivo Reactivo Fóbico, el cual favorecía y alimentaba su profecía y de esta forma se seguía cumpliendo, dando como resultado un círculo vicioso del que no podía salir.

Las prescripciones fueron dadas en esa dirección y poco a poco empezó a movilizarse su miedo y sus formas evitativas de conducirse. Posteriormente, y casi como efecto “mágico” apareció un chico con el cual inició una relación y, dicha experiencia emocional correctiva, favoreció el cambio pues desmanteló por completo la condena familiar en la que se sentía atrapada.

Cabe aclarar que Vero es Psicóloga y si bien, su profesión le ayudaba a entender algunas cosas de su problemática, también tenía un efecto adverso. No obstante, ella fue una paciente muy dispuesta y abierta a tratarse con “herramientas” totalmente inusuales y desconocidas por ella… ¡¡fue todo un reto!!

Gracias Colega por tu confianza.

Mi nombre es Verónica, busqué terapia con Fabiola con un objetivo (que al principio no estaba concretamente claro), lo que sí sabía es que quería desapegarme de la persona que más había amado en el mundo. Como llegué tan desesperada, en las primeras sesiones iba nombrando “el problema” de diferentes maneras, de acuerdo a mi movimiento interno, mental, emocional, empapado de drama y con la mirada puesta en el problema y la carencia de lo que deseaba, rotaron frases como “el amor no es para mí” pensaba que estaba reparando algo en ese rubro amoroso de mi árbol genealógico, que implicaba mi sufrimiento.
De hecho inicié terapia porque ya había empleado todos mis medios y recursos personales, y no podía poner fin a ese vínculo, cuando sentía que lo había logrado disminuir, de pronto estaba más enganchada, era ya una relación tóxica y no porque hubiera daño tangible, sino porque no había un futuro posible, al menos no como pareja. El tiene una ocupación religiosa, que aunque puso en duda, jamás renunció.
He de decir que desde la primera sesión iba nerviosa con incertidumbre, porque al final soltar implica volver a uno mismo… pero también tenía claro que quería algo distinto para mí, costara lo que costara y así fue como avanzamos, me fueron de gran utilidad las tareas, porque con ellas fui aclarándome, primero a reconocer tal vez exagerando para ver mejor no sólo el problema, sino lo que yo hacía, después exploré y profundicé en mis miedos, más adelante se trató de contemplar otras realidades, escenarios y posibilidades de relación. también me gustaría agregar que todas las tareas a la dimensión espiritual que para mí es muy importante, y que Fabiola desde sus preguntas, reflejos, apoyaba; de hecho, para sorpresa de las dos, posterior a la segunda sesión, apareció alguien en mi mundo que solicitaba ocupar la recién desocupada vacante en mi corazón, me proponía el inicio de una nueva relación que, por como se desplegaba, se acercaba demasiado a lo que yo anhelaba.
Nuevamente con la ayuda de la terapia, comencé a abrirme a esa posibilidad, puesto que me acostumbre y me gustaba mi soledad, además de que este hecho trastocaba por completo mi creencia sobre el por con la que llegué. saber y explorar el pie del que cojeo, es decir, la facilidad al apego, me ayuda a cuidarme y por ende, a no llegar hasta los extremos.
Hoy por hoy llevamos poco más de dos meses de novios, estamos comenzando, más sigue siendo gratamente sorprendente y hasta milagroso, que justo en el periodo de terapia haya surgido esta posibilidad de relación, ya que creo en los actos providenciales, así que no me queda más que agradecer al Universo, a Dios, a la vida y a Fabiola por ser un entorno propicio para clarificarme, para aprender, para soltar, y para que surgiera esta versión de mí.
Gracias por la aceptación, pues era un tema delicado para mí al tratarse del apego a un sacerdote. Finalmente sin las intenciones que me invitaban a mostrarte ante la nueva persona sin temor o aun con miedo, tal vez esa relación no hubiera nacido.
Mirando en retrospectiva veo que llegué desesperada, caótica, perdida, así fuimos ordenando, explorando miedos y abriendo espacios para estas nuevas posibilidades que decidí tomar.
Gracias Fabiola por ser mi instrumento de la sabiduría divina y ayudarnos a quienes acudimos a ti, a ser más plenos en esta realidad.

Verónica Mujer
(30 años)
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